La noche del lunes 9 de marzo se produjo el primero de los debates electorales entre los Candidatos de las tres formaciones políticas que cuentan con representación parlamentaria: PP, PSOE e IU en la Radio Televisión Pública de Andalucía. Un debate que, como indicó la moderadora al comienzo, tenía pautadas las reglas y condiciones negociadas entre los partidos: distribución en tres bloques de 28 minutos cada uno, minuto final para cada candidato, orden de intervención (el PP abría y cerraba el debate) y hasta cronómetros de tiempo de intervención controlados por árbitros de baloncesto para cada candidato. Esto último no pudo verse por los espectadores y. ya que se anunció, debería haberse mostrado.

Entre la ridiculez de las normas pactadas, la mediocre y pobre realización y la bisoñez de los Candidatos en este tipo de espacio, el debate no inspiraba mucho. Técnicamente no contribuyó a interesar y fijar audiencia el hecho que durante los primeros 25 minutos, sí los primeros 25 minutos, todos los planos de realización eran traveling corto de gran plano, planos largos y planos americanos de los Candidatos. No apareció en pantalla un plano medio ni primer plano hasta el minuto 26. Tampoco hubo split o división de planos  en alguna de las escasas interpelaciones que mantuvieron entre sí los candidatos; quizá esto último se debió al corsé de las estúpidas normas pactadas por los asesores de ideas geniales de los partidos implicados.

Resuelto estuvo Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) en el uso de recursos como fotos, gráficos y elementos de prueba. Ágil en la retorsio y el quiebro en la respuesta a argumentos y preguntas directas que le formuló la Candidata socialista Susana Díaz. Luis Maíllo (IU) actuó solo, en el centro y ninguneado hasta cuatro veces por los otros representantes ante su demanda de conocer la posición de sus adversarios ante la aplicación del Tratado de Libre Comercio y sus consecuencias en la economía andaluza y la derogación de la reforma del artículo 135 de la Constitución. Al final dejó un aserto que heló la sangre a más de uno (yo incluido) al afirmar que «IU es la garantía de un Gobierno que no robe, que no mienta y que diga la verdad a los andaluces.»

Como puede ya aventurar el lector de este reportaje, el desarrollo y presentación ejemplificada de 3 o 4 propuestas programáticas por cada Candidato para que pudieran comprender o conocer los electores que estábamos viendo el debate, no se produjo. Eso sí, las acusaciones de corrupción, de mentir, de servir a intereses impuros estuvo presente en las frases que se cruzaron entre ellos. «Vd. tapa la corrupción», «Vd. no es de fiar», fueron piropos que dirigió en dos ocasiones el candidato conservador a la socialista Susana Díaz. La socialista tuvo un par de intervenciones que traía preparadas que ejemplificaban la diferencia de vivir en una localidad de Andalucía y en la localidad vecina de otra Autonomía (gobernada por la derecha) que no supo desarrollar de forma más contundente y cuya contraargumentación tenía preparada el candidato conservador mediante ejemplos concretos que desactivaban el efecto argumental.

Entre la rigidez, las acusaciones y los diálogos de sordo transcurrieron los 100 minutos que duró el programa (con una única pausa publicitaria de 6 minutos). Un ejemplo de erosión y de juego basado en el Yo Pierdo, Tú Pierdes. Lo dicho, ganaron los ausentes: Podemos y Ciudadanos.

PD. Que no hayan dimitido aún de sus cargos públicos en el Congreso y Senado los Parlamentarios Socialistas Manuel Chaves y Jose Antonio Griñán (expresidentes del PSOE y expresidentes de Gobierno de la Junta de Andalucía) es una losa que puede sepultar la oportunidad que encarna Susana Díaz para recuperar la confianza y credibilidad que un proyecto socialdemócrata merece y que los españoles necesitan con urgencia.