Cada semana, Mariano y sus amigos organizan una «cena de los idiotas». Cada uno lleva un idiota como invitado. Hasta ahora, Mariano gana siempre con su idiota campeón Montoguindos.

Cada viernes, y también a diario, asistimos los ciudadanos a la invitación pública (a través de los medios de comunicación) de políticos y cargos públicos que nos invitan a participar en esta fiesta democrática de la recuperación de la luz al final del túnel. De la subida moderada de salarios, de la defensa de las pensiones y de la libertad de educación. También nos animan a participar en el desmantelamiento del «obsoleto e ineficaz estado del bienestar» amén de recomendar suscribirnos un seguro y fondo privado de pensiones.

No lo dicen ellos, ellos tienen corazón. Es la Troika quien se lo impone. Los compromisos del Estado español. Importa la marca e imagen de España, no los españoles. A estas cenas acuden ilustres invitados, también amigos pero de otros partidos; olvidando por un instante sus querencias y representación. Al fin y al cabo son de la misma clase. Habrá que divertirse a costa de los idiotas y mientras tanto, comer. Que no es poco.

Por cierto, como algún idiota le dé por pensar y se lo diga a las decenas de millones que como él tienen que sufrir estas digestiones, a lo mejor se rompe la baraja.

Se puede engañar a una persona todo el tiempo, a todas algún tiempo, pero no a todos todo el tiempo. Nos veremos pronto.