Susana Díaz ha sido entrevistada esta mañana en el programa Hoy por Hoy de la Cadena Ser. La entrevista tiene importancia: por el Canal y espacio escogidos, por la audiencia mayoritaria y el eco sucesivo que tiene durante el día en otros espacios, y por el contexto sociopolítico y temporal en el que se produce.

Es por tanto deseable que el líder político que va a ser entrevistado maneje con soltura dicha situación comunicativa aprovechando la entrevista para comunicar eficazmente y conectar emocionalmente con los oyentes en los diferentes momentos en que se va a «reproducir» sus mensajes.

Un rasgo fundamental, y radical de la imagen que la propia entrevistada recalcó en su toma de posesión fue el combate a la corrupción y la defensa de los más débiles. Es de suponer que dichos elementos han de estar presentes de forma clara en su relación comunicacional con los electores y ciudadanos de su Comunidad.

Tres fueron las áreas que Pepa Bueno, excelente periodista y comunicadora, trató con su invitada:

  • Corrupción
  • Cataluña y la deriva Independentista
  • Politicas Sociales del Gobierno Andaluz

El primer asunto lo contextualizó en la situación originada por el auto de la juez Alaya y la posible imputación de los expresidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y Jose Antonio Griñán. Para conocer la posición y también la ética personal de la entrevistada, Pepa Bueno utilizó la fórmula de la pregunta condicional: el escenario «what if». Que pasaría si…En ocasiones esta fórmula adolece de sentido, planteando situaciones absurdas o improbables; se usa para escarbar un poco en asuntos que no dan mucho juego y comprobar si el entrevistado produce un titular o comete un error de bulto en su apreciación.

Pero este no era el caso. La pregunta «what if» (deben dimitir los expresidentes si resultan imputados) estaba muy bien construída. Se dirigía al núcleo de la cuestión que subyace en la corrupción política: la responsabilidad política además de la judicial. Sobre todo la capacidad de hacer algo imposible en la práctica política, que es dimitir. En segundo lugar la cuestión abordada era probable, podía ocurrir, no era temeraria ni inventada. En tercer lugar era SIGNIFICATIVA ya que la respuesta del entrevistado daba mucha información sobre cómo era capaz de manejar estas situaciones y su compromiso con los valores que preconiza (Transparencia, Responsabilidad política, Autonomía de criterio). Este tercer aspecto es y será en el futuro de gran importancia ¿Susana es autónoma o depende de quién la propuso para el cargo? ¿Tenemos un líder independiente que tiene discurso propio y visión, o está condicionado por lealtades que no son con el electorado?

Tenía que responder. La respuesta podía ser SI o NO. Y argumentarla con uno o dos principios relevantes. Pero no lo hizo. Se evadió no una ni dos veces, hasta tres insistió Pepa Bueno -creo que no daba crédito a lo que pasaba-, la conclusión, se mire por donde se mire, es decepcionante. Es que el elector no sabe que principios y valores rigen en Susana Díaz, incluso en el supuesto de que ella fuera la imputada ¿Dimitiría? Pudo haber respondido que ella SI, pero ni eso.

En cuanto a la segunda cuestión (Cataluña e Independencia), el discurso fue vago y la respuesta incomprensible. ¿Cómo va un líder a pedir que sea su competidor político y enemigo en lo social –Rajoy– el que «lidere» una respuesta y «dialogue» en un proceso de federalización de España? De qué estamos hablando. El PP lo tiene claro. La ciudadanía sabe cual es la posición del PP. Lo que espera es que el PSOE y sus «lideres» tengan respuestas claras al problema y expliquen la Agenda de pasos que harían si tuvieran la responsabilidad de gobernar. Para mas inri, Susana Díaz añadió que Andalucía era, como Cataluña, tratada injustamente en su financiación. Es verdad, pero introducir este aserto en el contexto de la pregunta, causa más incertidumbre en los oyentes.

En relación a la gestión social y al «cambio» o impulso que pueda representar su Gobierno en la lucha contra la crisis y las desigualdades sociales existentes en Andalucía, contestó con varias frases bien construídas pero huecas y vacías. Ya no valen las declaraciones de principios si no van acompañadas de ejemplos concretos; de cuantificación de personas asistidas, de medidas concretas que van a aplicarse. Puede suponerse que si no lo dice, es que no lo hay ni se espera…

No va a tener la gracia de los 100 días. Seguro que Susana Díaz lo sabe, pero al menos no debe cometer errores y producir un discurso nítido, diferente y esperanzador. Es su obligación.