La Real Academia de la Lengua Española, incorporó en 1989 esta palabra al diccionario. Ya desde muchos años antes se usaba en el mundo de la Consultoría y del desarrollo de Competencias puesto que en los Países Anglosajones, Procrastination, era un término de uso amplio.

Del Latín procrastinare, significa diferir, aplazar. Sin embargo viene a ser una forma de comportamiento, de carácter y/o actitud frente a la vida que indefectiblemente marca y limita a aquellos que son habituales procrastinadores.

En el mundo profesional se da demasiado a menudo. Por ejemplo a medida que ascendemos por la pirámide organizacional, encontramos una correlación entre grado de procrastinación y nivel de poder. Normalmente se dice -y en las películas se repite-, que un gran poder implica una gran responsabilidad. Lo que ocurre que muchos confunden responsabilidad con pensarse las cosas no cien ni doscientas veces, sino meditar lánguidamente y rumiar la decisión sin tomarla. La espera a que el tiempo arregle las situaciones o corrija el problema se convierte en tendencia natural para algunos.

Fijémonos en el caso de personas con poder de decisión y salario y status que corresponden a ese poder. Muchos, ya bien en la esfera del Gobierno Político, de las Organizaciones o de las grandes empresas, tienen verdadero pánico a equivocarse, a tomar decisiones que, bien informadas (1), les requieren dar ese paso necesario para tomar medidas, corregir conductas, cesar incapaces o imputados…

En definitiva cuanto más lejos nos situamos del común de los mortales; de la «línea» del Centro de trabajo; de la Atención al Público, más procrastinaremos e iremos dejando para mañana las cosas que debieran ser hechas hoy.

El temor al Cambio, al error, la pereza, la evitación a enfrentar situaciones difíciles, a salir de la Zona de Confort, nos hace procrastinadores natos. Y entre la raza humana, los hombres copan la mayoría de las posiciones incluído el podio.

Donde dije digo ahora digo diego. Así empiezan algunos su mandato. Ahora solo falta que, encima, sean procrastinadores.

Nota 1. Para aquellos que se escudan en que tienen que tener toda la información para decidir, les sugiero que apliquen la Metodología de Decisiones para la Solución de problemas de Victor Vroom y Phil Yetton.