De la «cosa pública» estamos hablando estos días en España. Las elecciones Municipales y Autonómicas cuya campaña se está celebrando culminarán la noche del 24 de mayo con los resultados que los electores convengan. No importan las encuestas que se hayan analizado y publicado antes, lo que cuenta son los hechos, ¿verdad?

El dinero de todos (los que contribuimos con nuestros impuestos), los bienes y servicios de todos (puestos al ¿servicio de todos?), y los intereses, expectativas y anhelos de los ciudadanos, se ponen en manos de unos elegidos que deberán cumplir sus promesas o compromisos públicos y administrar eficaz y eficientemente los recursos (siempre escasos) con los que cuentan en cada organismo del Estado y del conjunto de las Administraciones Públicas.

Mientras vamos abocados a esa decisión -a veces difícil-, de a quien votar el día 24 de mayo, asistimos ya sin sorpresa a los múltiples ejemplos de desatinos en la gestión pública de nuestros intereses. Al «politiqueo» y argucias de las fuerzas políticas para erosionar a sus rivales; a los escándalos de corrupción y complicidad con la presencia aún de corruptos ética y probablemente penalmente culpables en cargos de gestión pública…

Son historias de buenos y malos. De pistoleros y bandidos venidos del este al Oeste. El problema es que por donde mires aparecen malos. ¿dónde están los buenos?

Si los hay, pero están confundidos entre la maraña de intereses y corruptos que no deja ver a las buenas personas que creen en el servicio público como un servicio a los demás. Donde las personas son lo primero y donde los principios de justicia, equidad, igualdad y solidaridad informan la vocación y razón de ser de la res pública.

Espero y deseo que cada uno encuentre a sus hombres y mujeres buenos y les dé su apoyo el 24 de mayo. Es de interés común que esto suceda.