Hace cuarenta y cinco años (1969) esta película supuso un hito en la forma que el séptimo arte recreaba la realidad pasada. No habían pasado 25 años de la caída del Tercer Reich alemán cuando Visconti enlazaba de forma alegórica la historia ficticia de la familia del Barón Von Essenbeck con la de los reales y poderosos Krupp del acero y la industria alemana contemporánea. Invito al lector a ver este film  después de atender, si me lo permite, a la siguiente reflexión:

Estos últimos días de 2014 son proclives a hacer balance, reflexiones y análisis de lo acaecido en este extraño año que termina. Sucesos políticos y sociales se han ido encadenando uno tras otro creando una gran Ola de Cambio que altera y seguirá alterando los patrones y esquemas que la sociedad aplica en sus relaciones políticas, económicas, culturales y vitales.

¿Recuerda el lector la primavera polaca de 1989? ¿Las revueltas de Gdansk o al general Jaruzelski?. La caída del régimen comunista de Polonia en mayo de 1989 se propagó a Bulgaria, a Hungría, a Checoslovaquia, a la Alemania Oriental de Eric Honecker que, a las dos semanas de ser visitado por Gorbachov vió como el Muro de Berlín caía estrepitosamente bajo los anhelos del pueblo alemán. Y llegó en diciembre en días como estos, a Rumanía. Todos recordamos las imágenes del Conducator Ceaucescu y su mujer fusilados en la nieve.

Solo han pasado 25 años y ahora estamos asistiendo al principio de una nueva Ola de Cambio que silenciosa, pero constante, arribará a España y a algunos países de la UE en 2015.

Simplemente las personas han tomado conciencia, han interiorizado nuevas formas de relación, expresión y sentimiento sobre la política, los partidos u organizaciones sociales (sindicatos también) y sobre su papel en esta Sociedad que condena a la mayoría a la pobreza y produce una desigualdad aún mayor de la que se vivía en Europa en 1920.

Si no se remedia a tiempo, el PSOE va a ser arrinconado a un lado por inoperante; a pesar de que los grandes avances y progresos vividos en las tres décadas anteriores fueron conseguidos por el. Está perdido por su inacción y por la falta de compromiso de sus dirigentes con la sociedad que lo apoyó. Credibilidad y Confianza, Respeto y Competencia son ahora virtudes que no se encuentran de forma clara representadas por políticos que cuando tuvieron que levantar la voz (y podían hacerlo) no quisieron. Palabras vanas de pseudo arrepentimiento que no se toman en serio por una mayoría de escarmentados «mayores» y por otra mayoría de jóvenes que no reconocen ni se sienten representados por políticos cargados de prebendas y tarjetas.

Que pena que, habiendo podido elegir a una persona que cuando tuvo que optar entre su conciencia y el conformismo, eligió la rebeldía. Que lástima que pudiendo haber separado claramente la Dirección del Partido, de la Propuesta de Gobierno, se prefirió ir a por todas y copar todos los puestos. Así nos va ahora. Interpretando como siempre las puyas dialécticas de los que quieren ser califa en lugar del califa, del Sultán hacia los Jeques y, cuando se les hace notar esto, cargando como siempre sus espadas contra el Mensajero.

Arrieros somos…