Esa buena comedia me vino a la mente aquella calurosa noche de julio de 1992 en Madrid cuando me despedía mentalmente de aquellos dos hombres tan cultos y educados  que me aportaron algunas reflexiones que parecían disruptivas entonces y que devinieron en sensatas y premonitorias varios años después. Las jornadas internacionales sobre análisis geopolítico y económico habían concluido con éxito por la participación y altura de los diversos ponentes nacionales y extranjeros que compartieron sus investigaciones y análisis de manera franca y abierta. Sólo habían transcurrido dos años de la caída del muro de Berlín y los ecos de los cambios sucesivos se agolpaban en la mente de los intelectuales europeos.

A mí me había tocado coordinar la participación de los ponentes de habla inglesa:  el británico Paul Kennedy y el norteamericano Chalmers Johnson. Al conocerlos quedé atrapado por su agudeza y claridad de análisis en sus exposiciones y en las charlas que mantuvimos fuera de programa los tres últimos días. Me hablaron de los cambios que estaban produciéndose en Italia a partir de los escándalos de corrupción política que afectaban a partidos, instituciones y gobierno y que acabaron desencadenando posteriormente la Tangentópolis y el fin del sistema político que había dominado Italia tras la segunda guerra mundial.

De Chalmers y su esposa Sheila guardo con cariño su dedicatoria en el libro que me regalaron para que conociera un poco más de Japón, país del que Chalmers era un experto. Sol Naciente es el título de ese libro escrito por Michael Crichton  un año antes y que contó entre sus asesores con el doctor Johnson, Al Gore y Paul Kennedy entre otros.

Les invité a comer en un delicioso restaurante en San Lorenzo de El Escorial llamado Charolés  que dirige mi buen amigo Manolo. Al terminar me despedí de Chalmers y Sheila que querían ir a conocer el Valle de los Caídos y después acercarse a Segovia. Paul Kennedy y yo fuimos a visitar el Monasterio de San Lorenzo y allí, contemplando las pinturas del Salón de Batallas (War Room), donde Felipe II pasaba largo tiempo rememorando su grandeza, hablamos del Auge y Caída de los Grandes Imperios.

Me suena tan acertado y próximo lo hablado con estas dos personas al compararlo con la realidad que vivimos hoy, en un mundo en cambio, con nuevas potencias y poderes económico-políticos emergiendo, con un sistema de representación política «a la Italiana» lleno de corrupción, estupidez, grosería y desvergüenza que me dan ganas de encerrarme en el Salón de Batallas y quedarme absorto, sentado en el suelo frente a los Mapas de Campaña, como se quedó Paul Kennedy más de una hora.