«El saber más práctico consiste en disimular.»

Baltasar Gracián

En la Sociedad humana, las artes del gobierno concitan múltiples disciplinas; principalmente: el ejercicio de la mentira, del poder y del disimulo, ya que mejor parece lo que no es. Por tanto disponer de títeres o marionetas que representan los intereses ocultos de quienes realmente gobiernan deviene en arte y nos lleva a la cuestión fundamental desde Platón y su República hasta Maquiavelo y su Principe: ¿conviene ocultar la verdad al pueblo por su propio bien, engañarlo para salvaguardarlo?.

 En Politica en Serie (I), entrada de este blog que publiqué en 2013 hago referencia al tema y personaje de hoy: Satán y el Político, en este caso el Alcalde de …el Presidente de … ponga el lector la localidad, Comunidad Autónoma, País. No hay nada más tentador para el mal que ejercer disimulando que trabaja para el bien común. No es acaso la Política la forma de gobernar, gestionar y administrar los recursos de todos para garantizar el bien de la mayoría? el bien de la res pública?

En España, una significativa parte de sus gobernantes en ejercicio no procuran el bien de la mayoría, ni predican con el ejemplo de su conducta la bonhomía de sus palabras, tampoco dicen la verdad. Se compran voluntades, se desvía dinero y recursos a los amigos y empresas afines, se protege a los pederastas, se vive como un arzobispo en palacio episcopal. Pero hay que sujetarse el cinturón y reducir salarios, derechos, libertades y verdades. En un país católico apostólico y romano Satán se siente en la gloria, tiene numerosos seguidores y pocos se le resisten.

Aunque puede ocurrir, como dijo Mario Benedetti, que:

«Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas».